Reparto de utilidades en México

El reparto de utilidades en México es uno de los derechos laborales fundamentales consagrados en la Constitución. A través de este esquema, las empresas están obligadas a distribuir una parte de sus ganancias anuales entre sus trabajadores, buscando promover una participación más justa y equitativa de quienes contribuyen con su esfuerzo al éxito empresarial. Sin embargo, es un tema que con frecuencia genera dudas, discusiones y hasta controversias entre los sectores obrero y patronal. En este exhaustivo análisis, profundizaremos en todos los aspectos clave de esta disposición laboral.

¿Qué son las utilidades?

Antes de ahondar en los detalles del reparto, es importante definir qué se entiende por “utilidades” en el contexto empresarial. Las utilidades son los remanentes económicos que obtiene una empresa o negocio después de deducir de sus ingresos totales el pago de absolutamente todos sus gastos, costos de operación, inversiones y demás obligaciones fiscales contempladas en la Ley del Impuesto Sobre la Renta.

En otras palabras, las utilidades representan las ganancias o beneficios netos que percibe una empresa durante un ejercicio fiscal determinado, una vez que ha cubierto todos los egresos derivados de su actividad productiva o de servicios. Sólo este remanente de utilidades gravables está sujeto al reparto con los trabajadores.

Antecedentes e importancia del reparto de utilidades

La obligación de repartir utilidades entre los trabajadores fue establecida en México a partir de la Ley Federal del Trabajo de 1970. Este fue un gran logro para el movimiento obrero mexicano, que durante décadas luchó por obtener una parte de las ganancias empresariales.

La importancia del reparto de utilidades radica en que incentiva a los trabajadores a esforzarse más y aumentar su productividad, al saber que obtendrán beneficios si la empresa tiene éxito. Además, contribuye a una mejor distribución de la riqueza generada.

Base constitucional y empresas obligadas

El derecho de los trabajadores a participar en las utilidades de las empresas está consagrado en el Artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Específicamente, la fracción IX del Apartado A establece que los trabajadores tendrán derecho a una participación de las utilidades regulada por una Comisión Nacional integrada por representantes de trabajadores, patrones y gobierno.

Conforme a este mandato constitucional y lo previsto en la Ley Federal del Trabajo, prácticamente todas las empresas con trabajadores asalariados están obligadas a repartir utilidades cada año, exceptuando algunos casos muy específicos que la propia Ley enumera, como:

  • Instituciones de asistencia privada, sin propósito de lucro
  • Empresas de nueva creación, durante el primer año de operaciones
  • Empresas cuyos ingresos anuales sean menores al equivalente de 300,000 veces el salario mínimo general vigente en la Ciudad de México

En contraste, las empresas que contraten personal por esquemas de outsourcing o insourcing sí están obligadas a repartir utilidades con dichos trabajadores externos, al considerarlos dentro de su plantilla laboral.

Cálculo del monto repartible

La Ley Federal del Trabajo establece que las empresas deberán realizar el reparto de utilidades a más tardar el 30 de mayo del año siguiente al ejercicio fiscal. De no cumplir en tiempo, se aplicarán multas, recargos e intereses por el retraso.

De acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), el cálculo para el reparto de utilidades se realiza tomando el 10% de la renta gravable de la empresa, para fines del Impuesto sobre la Renta. Este porcentaje del 10% sobre las utilidades gravables está establecido por la Comisión Nacional para la Participación de los Trabajadores en las Utilidades de las Empresas.

Una vez calculado el monto total a repartir por la empresa, este debe distribuirse entre todos los trabajadores de forma proporcional. Para ello, se toman en cuenta dos factores principales:

  1. Los días trabajados por cada empleado durante el año fiscal
  2. El salario integrado de cada trabajador

De esta forma, los trabajadores que laboraron más días y tienen un salario más alto, recibirán una porción mayor de las utilidades repartidas.

Es importante mencionar que el salario integrado no es el salario base, sino que incluye otras percepciones como horas extras, primas vacacionales, dominicales, etc. Esto se hace para calcular el reparto con mayor precisión.

Casos especiales a considerar

Existen múltiples situaciones y casos especiales que vale la pena analizar:

  • Empresas deficitarias: Si una empresa no obtuvo utilidades en el ejercicio fiscal, no está obligada a repartir. Sin embargo, las pérdidas tampoco pueden deducirse de utilidades futuras.
  • Outsourcing: Las empresas que contratan personal a través de outsourcing deben incluir a esos trabajadores para el reparto de utilidades, como si fueran empleados directos.
  • Trabajadores de nuevo ingreso: Sólo participan del reparto los trabajadores que estuvieron vigentes antes del 1 de mayo del año fiscal respectivo.
  • Trabajadores con salario variable: Para estos casos, se considera el promedio del salario durante el ejercicio.
  • Conflictos y sanciones: La ley establece multas y recargos para las empresas que incumplan con el reparto o lo hagan de forma incorrecta. Los trabajadores pueden ejercer acciones legales en estos casos.

Críticas y propuestas de reforma

A pesar de sus virtudes, el esquema actual de reparto de utilidades en México no está exento de críticas. Algunos empresarios argumentan que es un sistema rígido que los obliga a repartir parte de sus ganancias, aun cuando las utilidades sean modestas o la empresa atraviese dificultades.

Los trabajadores, por su parte, consideran que los porcentajes para repartir son demasiado bajos y que el cálculo a partir de las utilidades gravables les resta una parte importante.

Por ello, tanto desde el sector patronal como el obrero, se han presentado diversas propuestas e iniciativas para reformar el actual sistema de reparto de utilidades. Algunas buscan mayor flexibilidad, otras apuntan a incrementar los porcentajes a repartir.

Sea cual sea el camino que se tome a futuro, el reparto de utilidades seguirá siendo un tema medular en las relaciones obrero-patronales en México. Un equilibrio que permita beneficiar justamente a los trabajadores, sin afectar en exceso la operación de las empresas, será siempre el gran reto a alcanzar.

El reparto de utilidades es sin duda un derecho importante para los trabajadores en México. Les permite participar de forma más equitativa en el éxito y las ganancias de las empresas para las que laboran. Tanto trabajadores como patrones deben conocer bien esta disposición y los mecanismos para su correcta aplicación.

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